Siete retos estructurales de la Unión Europea en la lucha contra la corrupción: una lectura técnica en el Día Internacional contra la Corrupción

Artículo de Francisco Bonatti para Blog INBLAC

9 de diciembre de 2025 – Día Internacional contra la Corrupción

INTRODUCCIÓN

El Día Internacional contra la Corrupción, instaurado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2003 con la finalidad de reforzar la aplicación de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción (UNCAC), constituye un momento idóneo para realizar una reflexión sistemática y rigurosa sobre el estado actual de la lucha contra la corrupción en la Unión Europea. En un contexto geopolítico complejo —marcado por tensiones internacionales, riesgos tecnológicos emergentes y una mayor volatilidad institucional—, la integridad pública y la resiliencia democrática dependen cada vez más de la capacidad de los Estados y de las instituciones europeas para prevenir, detectar y sancionar la corrupción de forma efectiva.

El avance normativo de la Unión en los últimos años es indiscutible. El acuerdo político provisional y pendiente de su adopción formal sobre la primera Directiva europea en materia de lucha contra la corrupción (2025), el proceso de despliegue del paquete europeo contra el blanqueo de capitales (AML Package 2024), la creación de la Autoridad Europea de Lucha contra el Blanqueo (AMLA) y la consolidación operativa de la Fiscalía Europea (EPPO) conforman un marco regulador robusto, que se complementa con los análisis del Rule of Law Report 2025, los datos de los Índices de Percepción de la Corrupción  y las observaciones del GRECO del Consejo de Europa.

Sin embargo, del análisis coordinado de estas fuentes se desprende un diagnóstico claro: la Unión Europea se enfrenta a siete retos estructurales que limitan la eficacia real de su sistema anticorrupción. No se trata de déficits normativos —pues el acervo legislativo europeo es extenso y, en muchos ámbitos, de vanguardia— sino de brechas de ejecución, asimetrías institucionales, insuficiencias sistémicas y nuevos vectores de riesgo que requieren soluciones integrales y sostenibles.

A continuación se presenta una lectura técnica de estos siete retos, elaborada con un enfoque estrictamente jurídico–institucional y sustentada en evidencia reciente. El propósito es aportar claridad conceptual y propuestas orientadas a la eficacia, en coherencia con las mejores prácticas de integridad pública y gobernanza europea.

  1. LA BRECHA ENTRE EL MARCO NORMATIVO EUROPEO Y SU APLICACIÓN EFECTIVA

El primero de los retos es, probablemente, el más estructural. La Unión Europea dispone hoy de uno de los marcos legales más avanzados del mundo en materia de prevención y represión de la corrupción. Sin embargo, los informes oficiales muestran una brecha persistente entre normas y efectividad práctica.

El Rule of Law Report 2025 (8 de julio) sigue identificando que numerosas recomendaciones en materia de integridad pública, eficacia de las fiscalías especializadas, independencia judicial y capacidad sancionadora se mantienen pendientes de implementación en distintos Estados miembros. A ello se suma la importante heterogeneidad en la tipificación penal, en las sanciones, en los plazos de prescripción y en la configuración de la responsabilidad de las personas jurídicas.

De manera paralela, el acuerdo provisional de la nueva Directiva europea anticorrupción confirma implícitamente esta brecha: la necesidad de armonizar definiciones, sanciones mínimas, agravantes y elementos de persecución penal evidencia que la evolución de los marcos nacionales no ha sido suficiente para garantizar un nivel de protección uniforme.

En términos estrictos, el reto no consiste en legislar más, sino en garantizar que lo legislado se aplica, se ejecuta y produce resultados medibles. La falta de indicadores homogéneos sobre investigaciones, condenas y recuperación de activos dificulta la evaluación comparada y reduce la transparencia del sistema.

  1. INTEGRIDAD INSTITUCIONAL, INDEPENDENCIA JUDICIAL Y CONTROL DE LA INTEGRIDAD POLÍTICA

La corrupción se nutre de debilidades institucionales. Allí donde la independencia judicial o la integridad de los altos cargos se resienten, aumenta el riesgo de interferencia en procesos sancionadores, contratación pública y diseño de políticas públicas.

El GRECO, en su 25º Informe General 2024, mantiene seriamente abiertas recomendaciones para un número significativo de Estados miembros en ámbitos decisivos:

  • designación y disciplina de jueces y fiscales,
  • regulación y supervisión de conflictos de interés,
  • transparencia de agendas políticas,
  • códigos de conducta para miembros de gobiernos y parlamentos,
  • declaraciones patrimoniales verificables.

El CPI 2024 refleja que incluso democracias consolidadas han experimentado retrocesos ligados a fenómenos de captura regulatoria, financiación política opaca y debilitamiento de controles éticos. La integridad de las instituciones no depende exclusivamente de normas, sino de mecanismos de control efectivos, recursos adecuados, sistemas de supervisión independientes y sanciones proporcionadas.

La agenda anticorrupción europea deberá afrontar este reto combinando instrumentos de transparencia, órganos de supervisión reforzados y un enfoque más robusto de integridad política, incluyendo normas homogéneas sobre puertas giratorias, regalos, lobbies y patrimonio de los cargos públicos.

  1. CONTRATACIÓN PÚBLICA Y PROTECCIÓN DE LOS INTERESES FINANCIEROS DE LA UE

Europa gestiona uno de los mayores presupuestos públicos del mundo y, desde 2021, administra además recursos extraordinarios a través del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (NextGenerationEU). Este volumen de fondos convierte la contratación pública y la gestión presupuestaria en un vector crítico de riesgo.

Los datos recientes son elocuentes:

  • La Fiscalía Europea (EPPO) ha registrado 2.666 investigaciones activas estimando un daño al presupuesto europeo de 24,8 mil millones de euros, cifras que confirman la magnitud del problema.
  • La Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) continúa detectando patrones estructurales de colusión, sobrecostes artificiales, conflictos de interés y manipulación de licitaciones.

El desafío consiste en unificar y modernizar los sistemas de alerta temprana, extender el uso obligatorio de analítica avanzada y reforzar los mecanismos coordinados de exclusión de operadores que hayan cometido irregularidades graves. La cooperación EPPO–OLAF–autoridades nacionales sigue siendo desigual y requiere estructuras permanentes de intercambio de datos, metodologías homogéneas y criterios comunes de supervisión.

 

  1. TRANSPARENCIA DE LA TITULARIDAD REAL Y TRAZABILIDAD PATRIMONIAL: HACIA UN MODELO EUROPEO COHERENTE

La lucha contra la corrupción exige una trazabilidad patrimonial plena. No obstante, la transparencia del beneficiario real sigue siendo un punto crítico en la UE.

El nuevo Paquete AML (2024) y la creación de AMLA han supuesto un avance significativo, pero persisten tres problemas estructurales:

  1. Disparidad en la calidad de los registros de titularidad real, con diferencias notables en la verificación, actualización y accesibilidad de los datos.
  2. Efectos de la jurisprudencia del TJUE que limitó el acceso público generalizado, obligando a modificar el régimen de acceso en base al “interés legítimo” y generando una incertidumbre operativa que el nuevo Mareco AML pretende redefinir.
  3. Insuficiente interoperabilidad entre registros mercantiles, de propiedad, catastros y bases de datos sobre contratación pública.

Una verdadera estrategia europea de integridad requiere registros sólidos, verificables y conectados, capaces de identificar estructuras complejas, trusts opacos y entramados corporativos utilizados para canalizar pagos ilícitos o influencias indebidas.

 

  1. PROTECCIÓN EFECTIVA DE LOS DENUNCIANTES: DE LA NORMA A LA REALIDAD OPERATIVA

La Directiva (UE) 2019/1937 y las leyes nacionales que la han transpuesto representan un avance innegable en la protección de quienes informan sobre irregularidades. Sin embargo, la Comisión Europea constata en diversos informes que la transposición había sido incompleta y desigual, especialmente en:

  • el ámbito material de protección,
  • las garantías frente a represalias,
  • la regulación de canales internos y externos,
  • la capacidad sancionadora de las autoridades nacionales.

El Whistleblowing Monitor 2025, si bien no proviene de fuentes oficiales de la UE, confirma la persistencia de importantes diferencias entre Estados miembros, tanto en la calidad de los canales como en la independencia de los órganos responsables de su gestión.

La protección del denunciante no puede ser meramente formal: requiere canales accesibles, confidenciales y profesionalizados; investigaciones técnicas y rápidas; y sanciones disuasorias para quienes obstaculicen o tomen represalias. Sin ello, la norma no cumple su finalidad esencial: permitir que la corrupción salga a la luz.

 

  1. PREVENCIÓN DE LA CAPTURA REGULATORIA: LOBBYING, CONFLICTOS DE INTERÉS Y PUERTAS GIRATORIAS

La corrupción contemporánea se manifiesta con frecuencia en formas menos visibles que el soborno clásico: influencia indebida, intermediación opaca, control de agendas públicas, presiones regulatorias, tráfico de influencias o ocupación estratégica de órganos decisorios.

Tanto el Rule of Law Report como los informes GRECO coinciden en que los mecanismos europeos de prevención de la captura regulatoria son aún insuficientes, destacándose:

  • registros de lobby incompletos o no obligatorios,
  • falta de trazabilidad de reuniones y agendas,
  • ausencia de sistemas interoperables entre instituciones de la UE y Estados miembros,
  • periodos de enfriamiento desiguales o poco supervisados,
  • debilidades en los sistemas de gestión de conflictos de interés.

Una política europea coherente debe pasar por:

  1. Un registro único y obligatorio de actividades de lobby a nivel de la UE.
  2. La publicación sistemática de agendas de alto nivel.
  3. Normas exigentes sobre puertas giratorias, con control real y sanciones.
  4. Auditoría de la huella normativa en la elaboración de leyes y reglamentos.

La integridad regulatoria no es un complemento, sino uno de los pilares centrales de la lucha contemporánea contra la corrupción.

 

  1. NUEVOS RIESGOS EMERGENTES: TECNOLOGÍA, CRIMEN ORGANIZADO TRANSNACIONAL Y GEOPOLÍTICA

La corrupción no opera en un vacío. Se articula a través de vectores tecnológicos, económicos y geopolíticos que están modificando profundamente el riesgo.

Tres tendencias son especialmente relevantes:

  1. a) Tecnología y activos digitales

Las criptomonedas, los mezcladores, los servicios de anonimización y determinadas arquitecturas descentralizadas facilitan el movimiento opaco de capitales ilícitos. La supervisión tecnológica debe intensificarse a través de capacidades de análisis avanzado, inteligencia artificial y cooperación entre FIUs.

  1. b) Crimen organizado con dimensión transfronteriza

EPPO y OLAF confirman que gran parte del fraude contra el presupuesto de la Unión se organiza en redes internacionales altamente estructuradas, que combinan corrupción, fraude fiscal, empresas pantalla y blanqueo de capitales.

  1. c) Interferencias extranjeras y riesgos geopolíticos

La corrupción se utiliza cada vez más como herramienta de influencia estratégica. Sectores críticos —energía, infraestructuras, defensa, datos— están particularmente expuestos.

La respuesta debe ser integral: regulación tecnológica, inteligencia financiera sofisticada, cooperación policial y judicial reforzada y control de inversiones extranjeras con criterios de integridad y seguridad.

 

CONCLUSIONES

La Unión Europea afronta un momento decisivo en la construcción de un sistema de integridad pública eficaz y sostenible. No partimos de un déficit normativo; al contrario, el armazón regulador europeo es amplio y, en muchos ámbitos, ejemplar. El verdadero reto reside en hacer operativa la norma, en homogeneizar la ejecución, en reforzar las instituciones y en adaptarse a los nuevos riesgos que desbordan las categorías tradicionales de corrupción.

Los siete retos aquí analizados —brecha de implementación, integridad institucional, contratación pública, titularidad real, protección del denunciante, captura regulatoria y riesgos emergentes— constituyen la agenda estructural que Europa deberá abordar con decisión en los próximos años.

La eficacia de la lucha contra la corrupción no se mide por el número de leyes aprobadas, sino por la capacidad de garantizar que ninguna norma queda vacía, que ninguna institución queda sin control y que ningún abuso de poder queda sin respuesta. La integridad europea será, ante todo, una cuestión de coherencia, ejecución y responsabilidad pública.

Este es el desafío y, a la vez, la oportunidad: construir un modelo europeo de integridad capaz de sostener la democracia, la transparencia y la confianza ciudadana en un entorno global cada vez más exigente.

Francisco Bonatti Bonet– Presidente de INBLAC